Otra temporada,otro invierno, ya está aquí. Desde hace poco más de un mes los entrenamientos se suceden: madrugar, mirar la previsión del tiempo y (horror!) de la temperatura, planificar distancias, pensar si el año pasado por éstas fechas íbamos mejor o peor,etc.
Parece un ciclo, un eterno bucle entre los que "practicamos" ésta locura de forma de vida llamada mushing. Cada año se repite la misma ceremonia, como un rito. Después de meses de inexistencia mediática(véase redes sociales), en septiembre, mientras algunos vendimian y otros bajan el ganado de las montañas, los mushers protestan porque "éste año" hace más calor que el pasado, "así no se puede entrenar", "es horrible". Debo apuntar que a veces me incluyo, y pese a creer que si, que existe un cambio climático, si cada año fuera peor que el anterior,no tendríamos perros, sino dingos o hienas, y entrenaríamos en bañador.
Un mes de entrenamientos y casi de 200 km acumulados, Retos y proyectos que veremos si se pueden materializar y ganas de aprender, hacer mejor las cosas sin perder la esencia del mushing. Lo principal, de momento, conseguir buena forma física y motivación para los perros. A veces no nos planteamos sus motivaciones, sus gustos y podemos caer en errores de costumbre, carencias y es nuestro deber ser conscientes de ellos para que disfrute el equipo al completo.
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